La educación del siglo XXI en tiempos de pandemia*

*Por Brenda Schonfeld, Licenciada en Comunicación Social (FCEDU-UNER).

Durante la época de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio del 2020, la educación tuvo que adaptarse de modo abrupto a la virtualidad. Una investigación indaga sobre las tensiones y conflictos que provocó esta singular situación.

En 2020 millones de niños, niñas y adolescentes alrededor del mundo debieron permanecer encerrados en sus casas a raíz de las medidas de aislamiento que se tomaron frente a la pandemia de COVID-19. Así, las aulas fueron reemplazadas por videollamadas, y la tiza y los pizarrones fueron olvidados y cobraron protagonismo los teléfonos, tablets y computadoras.

            Frente a esta problemática, el artículo “La educación del siglo XXI en tiempos de pandemia” de Joaquín Linne, indaga sobre las prácticas en escuelas secundarias durante los primeros meses de pandemia y cuarentena en Argentina, desde abril hasta septiembre de 2020. El texto se publicó en la revista Ciencia, Docencia y Tecnología, y se origina en la investigación “Tiempo de definiciones. Experiencia educativa, ciudadanía y cultura digital en la escuela secundaria y la educación superior», con sede en Flacso Argentina y dirigido por Pedro Núñez y financiado por la Agencia FONCyT.

Tensiones entre la tecnología y la educación

Antes del comienzo de la pandemia, muchos docentes aseguraban que los teléfonos celulares representaban una amenaza contra la atención de los estudiantes, ya que estos dispositivos hipnóticos y omnipresentes invadían el tiempo educativo. No obstante, frente a la crisis provocada por la pandemia las tecnologías se convirtieron en herramientas imprescindibles y se aceleró de forma vertiginosa el proceso de digitalización en la educación formal e informal en todos los niveles.

Como metodología de indagación se realizaron encuestas y entrevistas a cuarenta estudiantes y docentes de Buenos Aires para comprender cómo se integran las tecnologías digitales a los currículos.

De acuerdo a la investigación, durante la época de encierro quedaron al descubierto las desigualdades socioeconómicas entre aquellos que cuentan con recursos informáticos y pueden tener acceso a internet, y quienes no disponen de estos medios. Al respecto, un estudio de la Coordinadora de estudiantes secundarios y familias por la escuela pública (2020) señala que en la Ciudad de Buenos Aires la gran mayoría de estudiantes posee e-mail, pero uno de cada cuatro no tiene computadora y uno de cada diez no cuenta con wifi o posee un servicio intermitente. Además, el 75 % no tuvo clases mediante videollamada o formatos sincrónicos, y un tercio no puede contactarse con sus docentes de modo regular.

Por otro lado, también quedó en evidencia la desactualización de los contenidos educativos y la escasez de modelos pedagógicos, que en muchos casos no lograron adaptarse de forma efectiva a la virtualidad. Según los resultados de la encuesta realizada a los estudiantes, se asevera que han aprendido menos que cuando iban a clases presenciales. Además, muchos estudiantes manifestaron extrañar el contacto cotidiano con docentes y compañeros, la sociabilidad del aula y los recreos.

Subjetividades en conflicto

La situación tan atípica y de emergencia que sucedió durante el 2020 obligó a plantearse nuevos interrogantes sobre cómo forjar una enseñanza más inclusiva y de calidad. En este sentido, “el rol compensatorio de las escuelas en la difusión de conocimiento, la ampliación de ciudadanía y la socialización cultural y tecnológica se ha visto disminuido durante la pandemia, en particular en sectores populares urbanos, suburbanos y rurales”, asevera Linne.

La educación a distancia también presenta ciertas desventajas como el menor intercambio inmediato entre docentes y alumnos, una mayor tendencia a la dispersión de los estudiantes, así como una sobrecarga de trabajo docente, ya que “los correos y mensajes de WhatsApp a cualquier hora generan estrés y burnout en estudiantes y, en especial, en docentes”. Por otra parte, se presenta el conflicto de la evaluación y promoción de cada asignatura, sobre todo en los últimos niveles.

La educación en pandemia

La modalidad a distancia cambió las disposiciones tradicionales y dejó al descubierto ciertas deficiencias del sistema educativo. Linne asegura que “si se aspira a una sociedad más igualitaria, las políticas educativas por venir deberán mitigar la profundización de las brechas en el acceso al conocimiento, un bien estratégico en el siglo XXI y un derecho inalienable para todos”.

En este sentido, se evidencian las tensiones producidas, desde las dificultades de equipamiento y conectividad en escuelas con mayor población de sectores populares hasta ansiedad y depresión en estudiantes y burnout en docentes, padres y madres. No obstante, más allá de las dificultades y la incertidumbre, los estudiantes dicen valorar el esfuerzo docente y durante el tiempo de cuarentena extrañaron asistir a la escuela como espacio de encuentro y sociabilidad. Asimismo, demandan una actualización de contenidos educativos y una mayor inclusión de conocimiento informático que les sea útil.

            De acuerdo a este análisis, se vislumbra un modelo de educación más híbrido, “que articule lo presencial con lo virtual y lo digital con lo analógico, que combine tecnologías milenarias como el cuaderno, el libro y el lápiz con otras que siguen actualizándose, como internet y las redes sociales”. De esta forma, se evidencia que docentes y estudiantes coinciden en la necesidad de actualizar el paradigma individualista y meritocrático para hacerlo dialogar con un paradigma del conocimiento abierto y colectivo.

Linne, J. (2021). La educación del siglo XXI en tiempos de pandemia. Ciencia, Docencia y Tecnología, Vol. 32 (N° 62). Disponible en: https://pcient.uner.edu.ar/index.php/cdyt/article/view/977/1180